El origen milenario de las torrijas

En ID Hostelería nos encantan los postres y los dulces. Somos golosos y lo sabemos. Así que nos sentimos enormemente afortunados cuando llegan tiempos de torrijas, un manjar exquisito que en gran parte de España se disfruta en Semana Santa. Pero, ¿de dónde vienen? ¿Quién tuvo la idea inicial de elaborar tan sencilla y tan rica receta?

Partamos de la base de que existen diferentes tipos de torrijas. Están las torrijas castellanas, las torradas gallegas y las tostadas vascas, por ejemplo. También en Francia, Portugal y Alemania existen especializaciones adaptadas a los gustos del lugar. Pero siempre se respeta lo mismo: pan remojado en algo, rebozado y después frito.

Las primeras apariciones de las recetas de cocina con torrijas datan de hace dos mil años, de la época romana. En realidad es más que probable que su origen se sitúe incluso antes, dado que se trata de un postre sencillo y fácil de preparar. Sólo pan borracho en leche o vino, pasarlo por la sartén y remojado en miel. El azúcar y los huevos fueron añadidos posteriormente por los árabes. Fantástico.

 

El motivo del nacimiento de las torrijas

Las torrijas no nacieron por casualidad, sino al contrario: tuvieron un por qué, una explicación magnífica: era la mejor forma de tomar fuerzas para afrontar y posteriormente recuperarse del paso por un momento especial y vital, sobre todo para las mujeres: un parto.

Pues sí, como lo oyes. Hay pruebas escritas y gráficas que recomiendan las torrijas para las parturientas, antes y después. Y aún hay más: no pienses que la leche que se recomendaba para un mejor efecto era la de vaca. La que debía utilizarse era la propia materna, riquísima en propiedades para la propia madre y para el bebé. Si esta no podía ser, ya se pasaba a la de burra, a la de cabra, oveja, vaca y puerca, en ese orden de preferencia.

El alto contenido energético de miel, pan, huevos y azúcar venía de perlas en cualquier estado, pero se consideraban alimentos imprescindibles en la dieta de convalecientes, enfermos y parturientas. Y las visitas de amigos y familiares se convertían en festines donde las torrijas eran las reinas de la casa durante una temporada.

 

La relación torrija-Cuaresma

Pero, ¿por qué su consumo se centra generalmente en Semana Santa? Pues resulta que el paso del tiempo hizo que la receta pasara de los convites de bautizo y alimento recuperador a ser algo cotidiano en las cocinas, gracias a que los ingredientes esenciales (pan, leche, miel…) fueron poco a poco convirtiéndose en más accesibles y baratos. Y surgieron otros, incluso, que diferenciaban las recetas posteriores de las originales, introduciéndose almendras, mermelada, chocolate, arroz o plátano, por ejemplo, con más o menos éxito.

Dicha facilidad en cuanto a preparación y disponibilidad de la materia prima convirtió a las torrijas en un componente casi vital en la Cuaresma, debido a la restringida dieta que la Iglesia imponía. Ayuno y abstinencia convivían con el alto contenido energético de este postre, sobre todo a partir del siglo XIX y con el visto bueno del cura de turno.

Sin embargo, las torrijas no son las únicas asociadas a la Semana Santa en España, enormemente rica en cuanto a inventario repostero. Así, conviven con buñuelos, pestiños, rosquillas, flores, gañotes, y bollos y monas de Pascua, por ejemplo. En determinadas zonas, no obstante, se asocian a otras celebraciones, como en Cantabria para Navidad.

 

Nuestra opinión

Desde ID Hostelería hemos apostado siempre por la tradición, la historia y la cocina de nuestras queridas abuelas. De hecho, gran parte de la cocina moderna se basa en ella. Siglos de recetas, elaboradas y perfeccionadas durante generaciones con todo el amor del mundo y que llegan a nuestros hogares de mano en mano.

Sin embargo, su elaboración dependerá mucho de utilizar los ingredientes de la mejor calidad, así como unos utensilios adecuados. Un pequeño detalle puede echar a perder un manjar de dioses. Y si, además, lo ofreces a un cliente cada vez más exigente como colofón a un rico menú, no puedes fallar.

En este sentido, para elaborar la torrija perfecta recomendamos:

Amasadora profesional para hacer masa de pan, utilizada por los mejores hosteleros y reposteros.

Horno profesional de panadería para la cocción del pan, eléctrico o de gas.

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Freidora especial pastelera grande de bollería.

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